Cuando el sudor se convierte en una pesadilla: cómo decir adiós a la hiperhidrosis
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¿Alguna vez te ha dado vergüenza saludar a alguien que te acaban de presentar porque te notas la mano sudada? ¿O te has levantado de la silla y te has percatado de que tienes la espalda empapada y que has mojado la camisa? ¿Este exceso de sudor te pone en compromisos desagradables porque provoca mal olor aunque te hayas duchado hace solo unas horas?
Cuando las situaciones más cotidianas se convierten en un calvario a causa de una patología que afecta a nuestro cuerpo, es habitual sentir vergüenza, culpabilidad y nerviosismo. Esta reacción es tan natural como injusta, ya que no nos debemos sentir responsables de este tipo de dolencias ni dejar que la ansiedad nos consuma y agrave la situación. Lo que sí podemos hacer es ponernos manos a la obra y buscar una solución para este problema de salud y de estética que nos roba el sueño y que incluso puede provocarnos una baja autoestima.
Por eso, si sufres exceso de sudoración, lo que en términos médicos se conoce como hiperhidrosis, existen tratamientos sencillos que te ayudarán a dejar atrás el problema.
La hiperhidrosis es un trastorno que afecta sobre todo en las palmas de las manos, las plantas de los pies y las axilas. Un 2,8% de la población la padece, según el estudio Actualización en hiperhidrosis focal primaria. Por lo tanto, cerca de 1,3 millones de españoles conviven con este problema que merma su vida social y laboral.
Al contrario que el sudor normal, la hiperhidrosis no está provocada directamente por el calor, la práctica de ejercicio o las situaciones de estrés, sino que se produce de forma espontánea incluso en momentos de reposo. Sin embargo, si sufres de hiperhidrosis, es posible que cuando veas las primeras manchas de sudor te alteres y entres en un círculo vicioso de más y más sudor que perjudique tu día a día y tus relaciones.
En ocasiones, la hiperhidrosis también puede ser sintomática de algunas enfermedades o del consumo de determinados medicamentos, por lo que te recomiendo que, si sufres de este trastorno, te pongas en manos de un médico.
Pero entonces, ¿sudar es malo?
Aunque el sudor (o, mejor dicho, el exceso de sudor) pueda resultarte molesto, no debes caer en la tentación de considerarlo negativo. Al contrario, la transpiración es un recurso de nuestro organismo para limpiarnos de elementos tóxicos y para regular la temperatura corporal mediante un sistema de evaporación. Por eso es habitual que desprendamos mucho sudor cuando realizamos ejercicio y los grados empiezan a subir en nuestro interior.
El problema llega con la hiperhidrosis, ya que implica una actividad excesiva de las glándulas sudoríparas. El resultado son manos bañadas, manchas de sudor en la zona de las axilas y pies que desprenden mal olor.
Si llegados a este punto ya te has decidido a decir adiós a la hiperhidrosis, sigue leyendo…
¿En qué consiste el tratamiento contra la hiperhidrosis con toxinas botulínicas?
Existen distintas alternativas a la hora de tratar la hiperhidrosis. La eficacia de sus resultados y su nivel de agresividad son dispares.
En un extremo tenemos las soluciones tópicas antitranspirantes, con un alcance limitado.
En el otro extremo encontramos operaciones quirúrgicas invasivas como la simpatectomía, que consiste en seccionar los nervios que estimulan la sudoración en las zonas afectadas por la hiperhidrosis.
El tratamiento de la hiperhidrosis con toxinas botulínicas para eliminar la sudoración excesiva es inmediato y sin postoperatorio
En el caso de la Clínica DeSánchez, el tratamiento contra la hiperhidrosis que solemos recomendar a los pacientes es el de la toxina botulínica, popularizada con el nombre de Botox. Se trata de un tratamiento cómodo, casi inmediato y sin postoperatorio para eliminar la sudoración excesiva que permite a los pacientes llevar una vida normal al cabo de pocas horas.
En concreto, este tratamiento de la hiperhidrosis consiste en la infiltración de la toxina botulínica con agujas en las zonas más afectadas, principalmente manos y axilas. Esta sustancia bloquea las glándulas sudoríparas y contribuye a controlar y normalizar la producción de sudor.
La ventaja principal de la toxina botulínica para acabar con el sudor excesivo es que tiene un efecto casi inmediato. Puede que tengamos que repetir una vez la intervención, que dura una hora como máximo, pero disfrutarás del 100% de sus beneficios a partir de los veinte días.
Ahora que ha empezado el calor es un buen momento para realizarse este tratamiento, ya que sus resultados se mantienen durante medio año y, por lo tanto, comprenden todo el verano y otoño.
Pasados estos seis meses, en la época de Navidad, podemos valorar la conveniencia de repetir el tratamiento para que empieces el próximo año libre de sudor. Como resultado, no solo tu apariencia estética saldrá fortalecida, sino también tu bienestar emocional.
Porque de lo que se trata, y por lo que debe luchar la medicina estética, es que nuestro aspecto físico acompañe a nuestras ganas de vivir de forma activa y saludable.