Hilos tensores: el lifting facial que rejuvenece con naturalidad
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Resultados naturales, inmediatos y que no requieran excesivos cuidados postoperatorios son los aspectos que más tienen en cuenta las personas que deciden someterse a un tratamiento estético. Por este motivo, la técnica de rejuvenecimiento con hilos tensores cuenta con cada vez más adeptos entre los pacientes que desean revitalizar su piel, estimular la producción de colágeno, elevar las mejillas y cejas y definir su rostro respetando el carácter único de sus facciones.
Recientemente hemos recibido en la Clínica DeSánchez a la Dra. Elena Rumyantseva, una de las mayores especialistas del mundo en tratamientos con hilos tensores, quien nos demostró en directo la técnica que hay detrás de estos materiales producidos con polímeros biodegradables.
Según la experta, durante la última década la aplicación de hilos tensores con fines estéticos ha superado las limitaciones que tenía y actualmente es una opción solvente para generar un efecto lifting en la cara, las manos, el cuello e incluso los pechos. “Los hilos tensores no son una varita mágica”, reconoce la doctora, “pero sí que ofrecen resultados impresionantes que antes no podíamos obtener, gracias a los nuevos hilos y técnicas”.
¿Qué son los hilos tensores?
Los hilos tensores son materiales reabsorbibles parecidos a los que utilizan los médicos para realizar suturas. Por lo tanto, desaparecen al cabo de los meses. Se aplican mediante una técnica de punción con agujas que encuentra sus raíces en la acupuntura coreana. Al implantarse en el interior de la piel mediante una intervención ambulatoria que no suele sobrepasar la media hora, los hilos provocan una inflamación en los tejidos que estimula la producción de colágeno y elastina, la regeneración de las células y un efecto lifting inmediato.
“La técnica de los hilos tensores ha llegado para quedarse y cada vez hay productos más duraderos y con mejores resultados”, señala Jordi Molner, director de Dermica Laboratoires, compañía pionera en hilos tensores en Europa. Haciendo un repaso por la historia reciente de estos materiales rejuvenecedores, Molner hace referencia a los primeros hilos planos insertados dentro de las agujas, que han evolucionado hacia hilos con espirales, espículas, dobles hilos entrelazados, hilos 3D… Incluso nos adelanta una de las innovaciones que llegarán a finales de este año: los hilos provistos de un sistema ultrasonido para aumentar su durabilidad.
Según el tipo de piel del paciente, la zona del cuerpo a tratar y la conveniencia de respetar el movimiento natural de la piel, el médico estético elegirá el material más adecuado para cada hilo tensor: desde el resistente y robusto PLA hasta la policaprolactona, que destaca por su elasticidad y durabilidad.
Con la combinación adecuada de materiales, los hilos tensores confieren a la piel un aspecto rejuvenecido, vital y luminoso, libre de arrugas y más flexible y liso. Dicho de otro modo, contrarrestan los signos del envejecimiento.
Y es que el paso de los años produce una tormenta perfecta en nuestro cutis: la epidermis se adelgaza, los melanocitos, encargados de aportar pigmentación, disminuyen; el tejido conectivo se debilita y resta elasticidad a la piel y las glándulas sebáceas son incapaces de hidratar la epidermis. Además, el paso de los años hace que disminuya la capacidad de generar colágeno, la proteína más importante de nuestro cuerpo, que actúa como cemento encargado de sostener nuestros tejidos y aportarles firmeza.
Todo esto se refleja en el espejo en forma de arrugas, sequedad cutánea, pérdida de firmeza y manchas que podrán agravarse si los hábitos de vida del paciente no colaboran.
¿Qué hacer antes y después del tratamiento con hilos tensores?
Hoy en día, casi todas las tipologías de piel pueden beneficiarse de los tratamientos con hilos tensores. Según Rumyantseva, las principales dificultades se producen cuando hay un exceso de grasa en la piel. No obstante, siempre es necesario consultar al médico para valorar posibles contraindicaciones, aunque en el caso de los hilos tensores sean escasas.
La doctora también hace hincapié en la necesidad de que el médico estético prepare el rostro del paciente con técnicas de relajación muscular cuando este quiere tratarse la parte superior de la cara.
Ya en la consulta, la intervención con hilos tensores es prácticamente indolora y se realiza con anestesia local. Dura aproximadamente 30 minutos.
Además, otra de las ventajas de los tratamientos con hilos tensores es que no es necesario introducirlos todos en una sola sesión, sino que las intervenciones pueden planificarse a lo largo de varios meses para facilitar su financiación.
Tras finalizar el tratamiento, el paciente puede llevar una vida normal e incluso maquillarse. Es posible que durante las primeras horas note la piel contraída, pero la sensación desaparecerá en un máximo de 48 horas.
Durante las tres semanas posteriores al tratamiento, es importante evitar las sesiones de sauna y los baños. En cambio, ducharse y practicar ejercicio moderado no comporta riesgo alguno.
Por la comodidad del tratamiento, su carácter no invasivo y los resultados que aporta durante los dos años posteriores a la intervención, en la Clínica DeSánchez practicamos la técnica de hilos tensores en personas que quieren conseguir un aire de frescura y juventud sin sufrir una metamorfosis.
En la sutileza, la finura y la comodidad está el secreto de la estética.