Cómo sobrevivir a la Navidad sin morir en el intento
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La Navidad es para muchos uno de los mejores momentos del año. Pero debido a la cantidad de compromisos y tareas que conlleva esta festividad, también puede ser uno de los peores. Es una época marcada por los compromisos, empezando por las compras navideñas, las búsquedas de regalos, decoración, vestimenta, etc… En este post nos centraremos en el estrés que sufren algunos ante las comidas y cenas que nos esperan en estos próximos días. El gabinete de psicología de la Clínica DeSanchez, nos ofrece unos consejos para saber estar en todos nuestros compromisos navideños de los próximos días.
Empezando por lo más sencillo:
1. Escoge con días tu vestuario, joyas, zapatos, etc. Sentirnos guapos siempre nos dota de una seguridad extra. Y recuerda “nunca estás suficientemente vestido si no te pones tu sonrisa».
2. Sé consciente de tu postura. Vigila la postura de tu cara siempre a 90 grados tu mentón. Los hombros que tengan una postura de abertura a la experiencia (sin llegar a sacar pecho) y las espalda recta.
3. Estos días vale la pena haber estado bien al día de las noticias (evitando en todo momento la política o el futbol si no estás seguro que todos piensan como tu). Va bien haber leído sobre algún acontecimiento curioso, algún aniversario histórico curioso que nos pueda dar una conversación fácil y entretenida.
4. Recuerda aprenderte el nombre de las personas que te presentan. Utiliza reglas de memorización que te sean útiles. Recuerda que la palabra que más nos gusta escuchar es nuestro propio nombre. Y trata de hablar, pero recuerda que para causar buena impresión, lo mejor es interesarte genuinamente por el prójimo.
5. Una vez que se decide ir a una cena familiar o de empresa lo mejor es intentar disfrutar de ella. A pesar de que haya algún familiar que decida hacértelo pasar mal. Tenemos dos opciones, o tener unas horas de malestar y perdidas, o ya que las hemos de vivir, pues estar determinados a vivirla lo mejor posible. Para ello lo mejor es buscar incansablemente, microscópicamente, razones para ir. Incluso en aquella persona negativa puede haber un tema de conversación que te pueda resultar interesante, buscar un atributo positivo en la persona que tenemos delante y centrarnos en ello mientras nos habla.
Intenta sentarte junto a alguien con quien te guste más pasar el rato, te sea más interesante, más gracioso, o menos molesto.
6. Trata de evitar pensamientos rumiantes de «Que rollo» o «Vaya pérdida de tiempo». Vale la pena pensar en nuestra bioquímica Si tengo pensamientos negativos en mi organismo va a haber un torrente de sustancias que aumentarán mi estrés y perjudicarán mi salud. Con pensamientos positivos sobre lo que está pasando eso puede ser totalmente distinto.
7. Estar en bienestar depende más de tu estado mental, de tu propósito. Los problemas no desaparecen por intentar pasar un buen rato, pero ya que hemos de estar allí, vivámoslo con optimismo.
8. En pareja, si he de ir a casa de la suegra o de la tia de mi pareja y no la soporto, una vez se ha decido ir, se ha de evitar estar quejándose y poniendo cara larga que indirectamente sirve para aguarle el día a la pareja por medio obligarnos a vivir esta experiencia. Si decidimos ir, decidimos ir y entonces se vuelven a aplicar los consejos del punto 1 «Es mi vida, y decido vivirla lo mejor posible allí donde me toque estar.»
Para trabajar el estrés sirven los puntos anteriores y estos siguientes
Si se está dando un momento muy estresante o incluso violento, psicológica o verbal, vale la pena respirar de una manera en la que conseguimos fisiológicamente sosegar el cuerpo. Para ello suavemente, sin que nadie lo note, cogeremos aire en tres segundos, lo mantendremos dentro uno o dos y lo exhalaremos también en tres o incluso en 4 o 5 segundos según tu capacidad respiratoria. Esto lo haremos lentamente tratando de llevarnos a une estado de calma.
Puedes decirte frases autoreferenciadas como «No voy a dejar que el chapapote que esa persona está echando me afecte. Me pongo mentalmente un impermeable y eso me resvala incluso puedo imaginar que ese chapapote le vuelve.»
Y por último, sonreir pero no hipócritamente. Lo conseguimos centrándonos en algo genuinamente positivo.
¡Esperamos que estos consejos os sirvan de ayuda!
Felices fiestas.